Según un estudio realizado en 2021, más de 7 de cada 10 empresas españolas tienen presencia en Internet a través de su propia página web o redes sociales. De hecho, una gran parte de la retención de los clientes a manos de las empresas se debe a un elemento fundamental: el diseño del sitio web. Pero ¿qué papel juega el diseño de interfaces web en la estrategia de una marca? ¿Qué hace tan especial a esta disciplina?

¿Qué es la interfaz de una web?

También denominada interfaz de usuario o GUI, del inglés Graphical User Interface, la interfaz web es la estructura diseñada en una página web o que permite acceder a los contenidos que contiene la plataforma. Para ello, el sitio web debe poseer elementos gráficos que faciliten la navegación del usuario y el acceso a la información. Si, por el contrario, el conjunto no favorece un contacto rápido y cómodo con el contenido, la página web estará abocada al fracaso.

Objetivos del diseño de interfaz de usuario

El diseño de interfaces web es clave para ofrecer una experiencia óptima a los visitantes de la página web. Es decir, el sitio web debe responder a las expectativas y necesidades del usuario, de modo que se genere en él un deseo de regresar. La simplicidad y la coherencia son los dos componentes fundamentales de un diseño de interfaces web eficaz.

En definitiva, el diseño de interfaces web tiene como fin otorgar al usuario de un control total de las funcionalidades del sitio web sin necesidad de conocimientos o preparación previos.

“El diseño no es solo lo que parece y se siente. El diseño es cómo funciona”.

— Steve Jobs

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Principios del diseño de interfaces web

Como hemos visto, el éxito o el fracaso de un sitio web se debe, en gran medida, a la experiencia del usuario o, dicho de otro modo, a la usabilidad de la página web. Por tanto, la comodidad y la interacción con el contenido debe estar presente en cualquier propuesta de diseño, independientemente de lo atrevida o sencilla que esta sea.

Es decir, una buena interfaz web debe ser tan cómoda y fácil de usar que el usuario interactúe con los elementos gráficos de forma natural, sin ningún esfuerzo. Veamos cuáles son las características que deben estar presentes durante el diseño de interfaces web.

Claridad y sencillez

Una interfaz se diseña con el fin de que el usuario entre en contacto con los servicios que ofrece la empresa. Por esta razón, una de las máximas del diseño de interfaces web es la precisión, esto es, los elementos que guíen e indiquen al usuario el camino que debe seguir. Es más, un sitio web organizado genera confianza en quien visita la página web.

Para lograrlo, conviene establecer una acción primaria por cada página y mostrar las interacciones secundarias después de las primarias. Poco a poco, se transmitirá al usuario el orden de importancia de los elementos a través de la jerarquización visual, una de las herramientas más útiles para crear una web clara. Además, el diseño también debe contener elementos de ayuda siempre que sea necesario, a fin de orientar al usuario a lo largo del proceso.

La referencia hacia elementos con los que esté familiarizado el usuario es otro principio en el diseño de interfaces. Algunos de estos componentes que se incluyen en la mayoría de los sitios web son los menús de navegación, las ventanas, los recursos gráficos —imágenes, vídeos, texto—, el cursor y los sonidos.

“La usabilidad gobierna la web. En pocas palabras, si el cliente no puede encontrar un producto, entonces él o ella no lo comprará”.

— Jacob Nielsen

Interacción del usuario

La interfaz de la página web debe fomentar la interacción del usuario. Para lograrlo, será necesario crear un entorno cómodo y seguro que le ofrezca al visitante la sensación de control. De lo contrario, probablemente abandone el lugar.

Añade información sobre los pasos que conlleva llegar a su destino y, sobre todo, evita material que pueda distraer la atención del usuario, como elementos que saltan sin aviso y se mueven por la pantalla.

Anticipación

Cada paso precede a uno nuevo. Por ello, la apariencia de los elementos de la página web debe revelar su naturaleza y comportamiento, de modo que el usuario comprenda qué sucederá al pulsar un botón.

Coherencia entre los elementos

Para cumplir con el principio de anticipación, el diseño debe ser coherente, es decir, los componentes que tienen una misma función deben mostrarse iguales, en tanto que los elementos que ofrecen comportamientos diferentes deben tener un aspecto distinto. Esta uniformidad de apariencia y acción permite al usuario aprender más rápido.

Algunas de las claves más importantes para fomentar la coherencia de los elementos es mostrar únicamente la información que sea necesaria en cada una de las páginas. En definitiva, presentar tan solo aquello que desea, necesita y solicita ver.

Así mismo, debemos evitar diseñar cada página del sitio web como si se tratase de un elemento independiente. En su lugar, conviene aprender a organizar los componentes del sitio web, agruparlos y relacionarlos.

Los colores pueden ser un recurso útil para destacar determinados componentes y guiar al usuario, aunque estos no deben distraer si no tienen una función importante.

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Técnicas para mejorar el diseño de interfaces web

El diseño de interfaces web permite al creativo modificar el sitio según las preferencias del cliente. No obstante, siempre se debe tener en cuenta el objetivo principal de esta disciplina: la interacción del visitante. Para lograrlo, podemos aplicar diversas técnicas que mejoren la experiencia del usuario, como el uso de colores para crear la sensación de jerarquía.

Espacio en blanco

Es uno de los recursos que más influencia tienen sobre el diseño de la interfaz. El espacio en blanco es aquel que existe entre los distintos elementos de la página y que permiten al usuario intuir las relaciones entre ellos. Por ejemplo, un espacio normal entre secciones denotará una conexión directa, como la que existe entre el título y el párrafo de un texto. En cambio, si el espacio es mayor y lo situamos entre los párrafos, la información quedará desarticulada y podría confundir al usuario.

En definitiva, la manipulación de los espacios en blanco nos permitirá definir bloques de secciones y hacerlas más identificables al ojo del usuario.

Eliminar elementos innecesarios

En el diseño de interfaces web, menos es más. Esto no quiere decir que el proyecto no admita una perspectiva innovadora y atrevida, sino que los sitios web que tratan de ofrecer multitud de utilidades pueden desencadenar más dificultades para el usuario que una página web más ingeniosa. De hecho, un gran número de los visitantes tienden a usar las funciones más generales y esenciales de la página web y a ignorar las opciones complementarias. Por ello, si alguno de los elementos no suma a la experiencia de la mayoría de usuarios, probablemente deba eliminarse del proyecto. Al principio, este paso puede resultar complejo, pues todos los componentes parecen necesarios. Sin embargo, el tiempo y la observación serán los que revelen el comportamiento de quienes visitan la web.

Uso del color y del contraste

Tanto el color como el nivel de contraste son dos herramientas con un gran potencial para llamar la atención del usuario. No obstante, ambas deben usarse con inteligencia.

Por una parte, durante la elección de colores debemos tener en cuenta que escoger el inadecuado puede desviar la atención hacia zonas y elementos irrelevantes. Los colores de tonos cálidos —como el rojo, amarillo y naranja— llaman la atención de forma natural, es decir, el ojo humano tiende a fijarse en ellos. Escoger aquellos de tonalidades similares es una técnica que puede ayudarnos a crear la sensación de jerarquía y otorgar mayor o menor relevancia a un elemento.

Por otro lado, la moderación debe acompañar el nivel de contraste, pues un exceso de este puede dar lugar a la confusión del usuario. Una de las formas más adecuadas de utilizar esta herramienta es resaltar los elementos más importantes con colores oscuros y utilizar opciones cada vez más claras según su importancia en el proyecto.

Mantener el equilibrio entre los elementos visuales

Denominamos “ruido visual” a una percepción excesiva de información por parte del usuario. El diseño de interfaces web debe reducir al mínimo este efecto, pues de lo contrario, el sitio web se concebirá como complejo y provocará el rechazo en la mayoría de los visitantes.

Las dos técnicas que facilitarán que la interfaz parezca fácil de usar son los espacios en blanco y el contraste. Sin embargo, en tanto que el espacio en blanco debe buscarse siempre que sea posible, el contraste debe utilizarse tan solo cuando sea necesario.

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Características de la usabilidad en el diseño de interfaces de usuario

El diseñador Jakon Nielsen, una de las personalidades más respetadas en el ámbito del diseño de interfaces web, redactó un listado de principios que debe cumplir todo proyecto que busque el éxito entre sus usuarios.

  • Usuario como sujeto activo: las preferencias del consumidor pueden variar. Por ello, si se le ofrece la posibilidad de tener cierto control en el uso de la página web, la experiencia del usuario será más positiva.
  • Mantener al usuario informado del estado en el que se encuentra: este diálogo también servirá de feedback para el diseñador.
  • Diseño equilibrado: saturar al usuario de estímulos visuales solo provocará el abandono del sitio web. En su lugar, conviene proporcionar la información adecuada en cada momento.
  • Prevenir errores a través de simulaciones: de esta forma se reducirán al máximo.
  • Ayuda e instrucciones: más allá de que la interfaz sea intuitiva y fácil de usar, el usuario debe tener a su alcance toda la información necesaria para resolver sus dudas o problemas. La sección de “Preguntas frecuentes” es la técnica más extendida.
  • Flexibilizar el sistema: de este modo, tanto los nuevos usuarios como aquellos con más experiencia tendrán acceso a las funciones de la página web.
  • Reconocer y resolver errores: si, en cambio, tiene lugar un error, el consumidor debe poder solucionarlo cuanto antes. Para ello, será necesario informar al usuario de la causa del fallo y cuál es el procedimiento que seguir.

El nivel de competencia entre empresas ha abierto las puertas a un usuario cada vez más exigente. De hecho, las investigaciones que han estudiado el comportamiento del consumidor han dado paso a un diseño más analítico y menos artístico. Este hecho, a su vez, ha transformado lentamente la profesión de diseñador web. En la actualidad, la capacidad de observación y la toma de decisiones deben ser habilidades que acompañen a una formación de calidad.

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